domingo, 17 de julio de 2016

En el Anochecer del Mundo (por Ana Silvia Karacic)

Nota del autor del Blog: Hoy este bosque recibe la visita jubilosa de la orientalista y escritora Ana Silvia Karacic. Habitúe creativa de Psymbállein, nuestro blog alterno, este cuento suyo que compartimos a continuación, es una reflexión profunda sobre nuestro valores, el cuidado de la Tierra, los derivados de nuestro egoísmo y, claro que sí, el llamado de la voz de la esperanza. Que lo disfruten. Gracias, Ana Silvia!



En el Anochecer del Mundo

Hay tanta pequeña vanidad en nuestra tonta 
humanidad enceguecida. (Eladia Blázquez, “Honrar la 
Vida”)



Miles de años han pasado desde que desperté y me supe hija del aire. Lo que recuerdo de los otros seres vivientes, nunca podré olvidarlo porque el olvido a mi raza se le ha negado. Recuerdo la suavidad etérea del elfo, la humildad y realeza que el ave despliega en su paradoja, también la tristeza de aquellos que saben dolorosamente que el mundo les estaba siendo arrebatado por la ceguera de los hombres. Debieron ocultarse en las rocas, los bosques, las aguas y la niebla.

Puedo recordar cielos eternos y montañas sin edad, los árboles que envejecen lentamente, tan lentamente que mi vida transcurre entre el brotar y caer de las hojas, ignorante del tiempo que mide el devenir de la vida.

Algunos sienten que existimos, pero que somos diferentes; otros, nos creen un sueño nostálgico de algo que ellos soñaron ser y no pudieron; y unos pocos sospechan que, lejos de la mirada curiosa de los humanos, nos escondemos para que no sepan que existimos, y así no vengan por nosotros.

Nadie sabe que llegamos a este mundo antes, pero nunca tomamos posesión de él porque somos sus hijos. Pero ellos son diferentes, y piensan diferente.

No se detienen a mirar las mariposas peregrinas, ni toman un instante para gozar del aroma de las flores en el atardecer ni de la brisa. Sus ojos no retienen, como los nuestros, el brillo de estrellas muertas hace ya millones de años.

Nuestro cuerpo y el de la tierra tienen la misma carne, por eso nuestra voz y el susurro del agua que corre entre las rocas son iguales, nuestros ojos reflejan el color del cielo cuando el sol se esconde en el horizonte; son verdes cuando nos fundimos en los bosques, y transparentes cuando el agua nos llama. Sabemos que somos Uno con el Todo, y no hay agradecimiento más grande que la lágrima silenciosa ofrendada a la Madre Tierra. Ella nos conoce. ¿Sabes si te conoce a ti?

Por eso, tú, que escuchas e intuyes los antiguos decires del viento y la lluvia, no te alejes de ti mismo. En el vacío de un mundo que muere lentamente, extiende tu mano a la flor, a la hierba, y al tronco herido por el hacha, diles que esperen un poco más…

No olvides que cada acto tiene su propio peso y que ese peso deja una huella en el alma, cargarás con ella, siempre. Olvida sí las palabras vacías, no nacen del corazón y ya no hay tiempo para ellas.

Si no lo haces, en el anochecer del mundo, mirarás a tu alrededor y no hallarás lo que buscas, ya que lo habrás perdido sin darte cuenta. Perseguirás tus sueños en el laberinto de una memoria dormida, intentarás mirarte en ellos pero no te encontrarás. Dispersadas por el viento, descubrirás que las cenizas de lo que fuiste alguna vez, eran demasiado livianas y fáciles de aventar.

En el ocaso de tu vida, te mirarás las manos y estarán vacías; cuando tus ojos se busquen en el espejo, será una mirada apagada la que te devuelva el reflejo. Buscarás tu antiguo brillo en el recuerdo borroso de todas tus horas, pero allí no estará. Entonces, comprenderás que mirarte siempre a ti mismo fue llamar a gritos al olvido porque sólo el espejo te acompaña, y al final, hasta él te abandonará.

A la distancia, casi llegando al horizonte, verás que alguien idéntico a ti se aleja, pero no sabrás quién es, ni recordarás su nombre.

A.S.K
2011

Ana Silvia Karacic es orientalista, pintora y escritora. Especialista en mitología y religiones, ejerce como profesora titular, entre otras, de la Cátedra de Religiones Comparadas en la Universidad del Salvador. Ha publicado los libros: "El pueblo de la Bruma. El ciclo mitológico irlandés" y "Las religiones de Japón", ambos textos de tenor académico.

10 comentarios:

  1. Llega al alma y nos invita a la reflexión.Bello y profundo!!

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  2. Llega al alma y nos invita a la reflexión.Bello y profundo!!

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  3. Sin duda las manos de la autora están repletas y agradezco que lo comparta en sus escritos. Una bocanada de aire puro.

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  4. Excelente reflexión y profundo cuento. Gracias por subirlo! Y gracias a la autora!

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  5. ¡¡Hermoso!!. Lleno de sensibilidad, profundidad y armonía. ¡¡Gracias por compartirlo!!. Carlos

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  6. Gracias a la autora por compartir tan hermoso cuento!!

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